Los muros, construidos en obra de mampostería y sillares de piedra arenisca, abundante en la zona, son de estilo gótico, de carácter militar, propio de los siglos XIII y XIV. Se trata de un camino de ronda soportado por ménsulas de grandes dimensiones, a través del cual puede recorrerse todo el recinto por el interior y acceder a la línea de aspilleras superiores, ya que en la parte inferior hay otra batería de aspilleras para el fuego rasante. Estos muros están coronados por almenas poco estéticas, cuya colocación es de finales del siglo XIX. Para su construcción se utilizó un tipo de piedra caliza de la zona muy dura, difícil de trabajar, por lo que la colocaban conforme la extraían. Entre piedra y piedra colocaban argamasa; en cambio, las aspilleras y esquinas son de arenisca. La altura de la muralla es considerable, dado que en ese tiempo las fortificaciones eran tomadas desde el asalto.